El objetivo de laminar y plastificar un documento es hacer que perdure mucho más tiempo. Algunos archivos de la empresa requieren de cierta protección ante la humedad o el polvo. Otros, debido al uso frecuente y la fricción de los dedos tienen a desgastarse con facilidad, como sucede con los catálogos o portafolios de trabajo. A fin de economizar el gasto de impresión continua, es preferible contar con una termolaminadora o plastificadora que le otorgue una mejor presentación, con mayor calidad y durabilidad.
Diferencia entre plastificadora y termolaminadora
Para saber cuál de estas dos herramientas es más conveniente para la organización, es relevante examinar las características, acabados, objetivos y fuentes de energía de cada una.
1. El proceso de laminado o plastificado
Si bien es cierto que el objetivo final es envolver el documento en una película de plástico, el proceso que ocupa cada herramienta es distinto. Por ejemplo, en el caso de la termolaminadora, como su nombre lo indica, utiliza calor para poder sellar ambas láminas de plástico. Al oprimir y aplicar calor, las láminas se adhieren y el documento queda sellado sin burbujas de aire ni imperfecciones.
Por su parte, la plastificadora tiene dos modelos distintos, uno de ellos utiliza un principio similar a la termolaminadora, aplicando calor para derretir el plástico y fundirlo en una sola lámina. No obstante, puedes también optar por una plastificadora al frío, cuyo funcionamiento parte de la presión de láminas de plástico autoadhesivas.
2. La fuente de energía
Mucho dependerá del espacio de trabajo y el tipo de oficio la herramienta más conveniente. En el caso de la termolaminadora y plastificadora que funciona con calor, lógicamente necesitarás de una fuente de energía, lo que implica ubicarla cerca de una toma de corriente.
Sin embargo, a fin de ahorrar un poco más de energía, puedes utilizar una plastificadora al frío, que puedes armar y utilizar manualmente en cualquier espacio.
3. El tipo y grosor del material plástico
Ten presente que los materiales plásticos son completamente distintos para la termolaminadora y plastificadora. Por ejemplo, en el caso de la plastificadora al frío, las láminas vienen con autoadhesivo y se acoplan ante la presión. Mientras que la termolaminadora y la plastificadora a base de calor, emplean láminas simples de plástico sin adhesivo.
Además, otro factor notable en el acabado de un documento laminado y uno plastificado es el grosor. En el caso del laminado, el plástico tiene 50 micras de grosor, mientras que una plastificadora requiere de láminas de plástico de 100 a 200 micras. Esta es la más notable diferencia entre plastificadora y termolaminadora.
Cuándo usar plastificadora y termolaminadora
Considerando que el acabado de una plastificadora es más robusto y grueso, puedes considerarla en la producción de carnet para trabajadores, cartas de restaurante o menú, un cartel informativo o señalización, entre otros usos que ameriten que el resultado sea resistente y rígido.
Por el contrario, en el caso de documentos que tengan varias páginas, como folletos informativos, catálogos de productos o portafolios de proyectos, puede que sea más conveniente utilizar una termolaminadora, pues se trata de un material igualmente resistente y duradero, pero menos rígido y mucho más versátil para estos usos.
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